Alta Fixsler, la niña británica de dos años cuyos padres lucharon por mantenerla con soporte vital, murió el 18 de octubre después de que se le retirara dicho soporte. Es un caso más en el que se muestra el evidente y perverso totalitarismo de un estado y de unos médicos que niegan a unos padres el derecho a decidir sobre la vida de sus hijos.
El estado británico logra su objetivo y Alta Fixler muere a pesar de los intentos de sus padres por salvarla

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