A eso vino el ángel, cuando ya José había percibido indicios del misterio de esa maternidad y había resuelto repudiarla en secreto, para no difamarla. El encargo de Dios es muy concreto: recibe en tu casa a María, la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo, acógela a ella y al niño, dales la cobertura de tu cariño de padre.
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